El camino de la familia en Avatar: El camino del agua

Author:

Cole Burgett

Article ID:

JAR2301CBSP

Updated: 

Oct 3, 2023

Published:

Jan 25, 2023

Traductor: Juan Flavio de Sousa

Avatar: El Camino del Agua

Dirigida por James Cameron

Libreto: James Cameron, Rick Jaffa, and Amanda Silver

Argumento: James Cameron, Rick Jaffa, Amanda Silver, Josh Friedman, and Shane Salerno

Producida por James Cameron and Jon Landau

Distribuida por 20th Century Studios

(PG-13, 2022)

**Nota del Editor: Este articulo contiene spoilers de Avatar: El camino del agua.**

 


Este artículo es una exclusiva en línea del Christian Research Journal. Para más información o para suscribirse al Christian Research Journal por favor haga click aquí.

Al suscribirse al Christian Research Journal, se une al equipo de suscriptores de la edición impresa cuyos fondos ayudan a financiar los recursos en equip.org  que permiten ministrar a personas de todo el mundo. Estos recursos incluyen nuestra creciente base de datos de más de 1.500 artículos, así como nuestro podcast gratuito  Postmodern Realities.

Otra forma con la cual nos puede ayudar es dejándonos una propina. Una propina es un pequeño monto, como $3, $5, o $10 el cual suele ser el costo de un café, un almuerzo o una bebida. Para dejar una propina, haga click aquí.


Cuando Avatar, de James Cameron, llegó a los cines en 2009, pocos podían predecir que la nueva propiedad intelectual cargada de imágenes generadas por computadora (CGI), obtendría unos beneficios en taquilla tan asombrosos, convirtiéndose en la primera película de la historia en recaudar dos mil millones de dólares.1 La película sería nominada a la friolera de nueve premios de la Academia, y acabó ganando en tres categorías, todas ellas relacionadas con los impresionantes efectos visuales del film. Dada la propensión de Hollywood a capitalizar el éxito, era inevitable una secuela, que fue largamente anunciada por Cameron. Esa secuela llegó finalmente en diciembre de 2022 con «Avatar: El camino del agua».

Con uno de los presupuestos más elevados de la historia del cine y un nuevo y asombroso despliegue de tecnología de captura de movimientos submarinos de la que es pionera la empresa Wētā FX (antes Weta Digital, de «El Señor de los Anillos»), «Avatar: El camino del agua» transporta de nuevo al público a la luna de Pandora, a mediados del siglo XXII, para vivir otra aventura. Con más películas en camino, la serie de Cameron está aquí para quedarse.2 Pero a pesar del tema fantástico, la historia que está creando a lo largo de las películas de Avatar rápidamente se está perfilando centrada en algo sorprendentemente doméstico: el núcleo familiar.

El tiempo avanza. «Avatar: El camino del agua» nos muestra a Jake Sully (Sam Worthington), una vez transferida su conciencia a su cuerpo avatar, viviendo entre los Na’vi, la especie nativa de Pandora. Ha formado una familia con su compañera, Neytiri (Zoe Saldaña), compuesta por su hijo mayor, Neteyam (Jamie Flatters), su segundo hijo, Lo’ak (Britain Dalton), su hija Tuk (Trinity Jo-Li Bliss) y su hija adoptiva, Kiri (Sigourney Weaver). Como jefe del clan Omaticaya, Jake es conocido y respetado por sus heroicos esfuerzos en el clímax de la primera película, liderando a los Na’vi en un levantamiento rebelde contra la Administración para el Desarrollo de Recursos (RDA) de la humanidad. Como padre y jefe tribal, Jake lucha por relacionarse con sus hijos adolescentes sin dejar de ser un líder incondicional para su pueblo.

Pero los problemas no tardan en aparecer cuando la RDA regresa a Pandora. El difunto antagonista de la primera película, Miles Quaritch (Stephen Lang), regresa en un cuerpo avatar recombinante con sus mismos recuerdos, liderando un equipo de similares avatares recombinantes a la caza de Sully. Su implacable persecución y la abrumadora potencia de fuego que la humanidad ejerce sobre los Na’vi obligan a Jake a tomar una difícil decisión: dejar atrás al clan y ocultar a su familia. La familia Sully huye a las tribus de la isla, poblada por Na’vi que tienen un tono de piel azul ligeramente diferente y unas membranas más adecuadas para desplazarse por el agua.

La interacción entre la familia Sully, que vive principalmente en el bosque, y el clan isleño de los Metkayina constituye gran parte del acto central de la película. La familia lucha por adaptarse a la cultura y costumbres de los Metkayina, al tiempo que se esfuerza por resolver sus propias dinámicas cambiantes. Jake y Neytiri discuten sobre sus decisiones como padres y sobre la mejor manera de relacionarse con sus hijos. Mientras tanto, a Neteyam y Lo’ak les resulta difícil vivir a la sombra de su padre, especialmente entre las nuevas caras de los Metkayina, que se apresuran a señalar que los habitantes tradicionales del bosque están muy lejos de su elemento viviendo en el mundo acuático de las islas. Kiri, la hija adoptiva, se enfrenta al hecho de que no sólo no es un miembro biológico de la familia Sully, sino que también es muy diferente de sus hermanos debido a su gran conexión con el mundo natural. El alcance cinematográfico de la épica visión de Cameron puede prestarse a deslumbrantes vistas e impresionantes escenas de acción, pero el núcleo emocional de la historia reside en lo familiar y lo mundano: la cariñosa pero friccionada interacción entre padres e hijos, las dificultades de la infancia, y la aceptación de la propia mortalidad en el proceso de crecimiento.

El camino de la familia. No es ningún secreto que la desintegración del núcleo familiar es una de las señas de identidad del siglo XXI; de hecho, es una de las grandes crisis de los tiempos que vivimos. Cuando la pandemia del COVID-19 asolaba el mundo (y con cierta ironía, ya que era un periodo en el que las familias estaban más unidas en términos de proximidad de lo que muchas de ellas habían estado en años), el comentarista político David Brooks publicó un artículo en «The Atlantic» titulado «El núcleo familiar fue un error». En su artículo, Brooks escribe: «Esta es la historia de nuestro tiempo: la historia de la familia, antaño un denso conglomerado de muchos hermanos y parientes lejanos, que se divide en formas cada vez más pequeñas y frágiles. El resultado inicial de esa fragmentación, el núcleo familiar, no parecía tan malo. Pero como el núcleo familiar es tan frágil, la desintegración continuó. En muchos sectores de la sociedad, el núcleo familiar se fragmentó en familias monoparentales, y las familias monoparentales en familias caóticas o sin familia». Continúa resumiendo la ruptura de la unidad familiar tradicional como el resultado de una cultura interesada en hacer la vida «más libre» para el individuo pero más «inestable» para las familias.3

Las estadísticas de Pew Research corroboran las mismas ideas que Brooks discute y lo hace desde hace tiempo. En 2015, el Centro publicó una encuesta sobre «La paternidad en Estados Unidos» que concluía lo siguiente: «La vida familiar está cambiando. Los hogares biparentales están disminuyendo en Estados Unidos, mientras aumentan los divorcios, las segundas nupcias y la cohabitación»4.  Muchos en la iglesia moderna han expresado (con razón) su preocupación por estas dinámicas familiares fluctuantes, señalando el mandato original de la creación de Dios en las Escrituras de que el hombre y la mujer deben «fructificad y multiplicaos», como prueba de la intención del Creador con respecto a la estructura familiar (Génesis 1:28).

Peter Jon Mitchell escribe sobre el tema para «Christianity Today»: «Los críticos cristianos de esa unidad (núcleo familiar) pueden tener observaciones válidas, pero deben tener cuidado de no confundir una versión distorsionada de la familia (o una mala práctica) con el principio básico de la familia (la idea en sí misma)».5 El artículo de Mitchell también demuestra que el núcleo familiar (un marido comprometido, una mujer comprometida y sus hijos) depende del apoyo de otras instituciones tradicionales (como la Iglesia) para prosperar. La destrucción del núcleo familiar es, en cierto sentido, una víctima más de una Iglesia protestante occidental que está perdiendo rápidamente su enfoque y sus distintivos doctrinales, siendo «llevados por doquiera de todo viento de doctrina», tomando prestada la expresión utilizada por el apóstol Pablo en su carta a la iglesia de Éfeso (4:14).

No obstante, sigue habiendo reductos culturales que defienden los valores de la unidad familiar tradicional. Irónicamente, una de las mayores bolsas se encuentra en Hollywood. Muchas películas a gran escala, especialmente las producidas por Disney, afirman la necesidad e incluso la integridad emocional de la familia tradicional, aunque sus historias extraigan efectos dramáticos de la fractura de esa familia. Pensemos en clásicos como «E. T. el Extraterrestre» (1982), o en películas más recientes como «El Rey León» (1994) y «Lilo & Stitch» (2002), o las extensas películas de «Harry Potter» (2001-2011). De hecho, existe incluso una teoría que muchos guionistas novatos llegan a comprender: que casi todas las historias que se cuentan tratan de algún modo sobre la familia, ya sea una celebración de la misma o un ajuste de cuentas con ella.

El hecho de que «Avatar: El camino del agua», de James Cameron, siga siendo un éxito rotundo indica que la cultura estadounidense, en general, puede estar rompiendo los tradicionales valores familiares, pero el ideario popular sigue fascinado por la imagen de un hogar tradicional que funciona y tiene buenos propósitos.

¿Quién tiene la culpa? Quizá la pregunta que interesa a todo escritor que investiga la desintegración del núcleo familiar es: ¿Quién tiene la culpa?. ¿Qué provocó el cambio de mentalidad del público en general que inició la espiral descendente y la fragmentación de las familias? Brooks, en su artículo antes mencionado, sostiene que la revolución sexual es, en gran parte, culpable de haber trastornado las normas sociales que rigen la vida familiar. Mitchell redobla la afirmación de Brooks, ampliándola para sugerir que la misma revolución dañó mucho más que a la familia, afectando también a la noción de amistad y el concepto de comunidad en su conjunto.

Lo que sostienen tanto Brooks como Mitchell es meritorio, pero entonces, por supuesto, surge la pregunta: ¿cuál fue el estímulo detrás la revolución sexual de los años 60 y 70? ¿Cuál fue la fuerza que dio lugar a aquello que condujo a la inestabilidad en primer lugar? Y estas preguntas llevan a derramar más tinta, y más conjeturas. Pero a riesgo de sonar sermoneador y manipulador, estas conjeturas son solo eso: conjeturas. El investigador o escritor se remonta a los valores de la Ilustración y los cambios en la epistemología, el énfasis en el pensamiento individualista de alto orden por encima de la comunidad, y así una y otra vez.

El hecho es que la culpa la tiene el pecado, y no en el sentido amplio que a veces se le da en estas discusiones. Sino que el pecado es literalmente la causa del fracaso de la primera familia. El hombre y la mujer en el Edén tienen problemas por primera vez cuando la mujer es engañada y su marido silencioso (que estaba con ella, según Génesis 3:6) no hace nada para evitar el engaño. Poco después, su núcleo familiar se hace añicos cuando su hijo mayor acaba con la vida de su hermano menor movido por la ira y los celos. En cierto sentido, la unidad familiar tradicional siempre ha estado en peligro, siempre se ha visto perturbada por la crisis del pecado y el mal en el mundo.

Harriet Connor, que escribe para «The Gospel Coalition», sostiene que las iglesias son las más adecuadas para cohesionar y contribuir a mantener a las familias tradicionales. Aunque la familia de Dios es ciertamente una en la que todos pueden participar por fe, la familia «natural» (su término) proporciona un «modelo para las relaciones dentro de la familia de Dios». Su conclusión es que la Iglesia y la familia tradicional no deben competir, sino colaborar, una edificando a la otra en una especie de simbiosis.6

El debate va mucho más allá y los ejemplos aquí mencionados no han hecho nada por incorporar los estudios en la psicología que demuestran la estabilidad emocional y psicológica que proporciona el hogar tradicional. Uno podría pasarse horas y horas leyendo esos estudios, o simplemente podría ir y pasarse tres horas viendo «Avatar: El camino del agua».

No es casualidad que el final de la película culmine con la familia Sully unida, rota, pero no obstante afirmando lo que Mitchell llama el «principio básico» de la unidad familiar. «Los Sully permanecen unidos» se convierte en el mantra de los protagonistas a lo largo de la historia, lo que les hace más vulnerables («nuestra mayor debilidad»), pero también es la fuente de su «gran fortaleza».7 Para el apologista cultural interesado en abordar el debate sobre la unidad familiar tradicional, «Avatar: El camino del agua» es un importante producto cultural que brinda la oportunidad de hacerlo.

Cole Burgett es licenciado por el Seminario Teológico de Dallas y del Instituto Bíblico Moody. Imparte clases de teología sistemática y exposición bíblica y escribe extensamente sobre teología y cultura popular.

NOTAS

  1. Jake Coyle, “‘Avatar’ Wins Box Office, Nears Domestic Record,” ABC News, January 3, 2010, (archived), https://web.archive.org/web/20100203052551/http://abcnews.go.com/Entertainment/wireStory?id=9711561.
  2. Mike Fleming, Jr. “Weta Digital Underway on James Cameron’s Four ‘Avatar’ Sequels,” Deadline, July 31, 2017, https://deadline.com/2017/07/avatar-sequels-james-cameron-weta-digital-visual-effects-new-zealand-1202139097/.
  3. David Brooks, “The Nuclear Family Was a Mistake,” The Atlantic, March 2020, https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2020/03/the-nuclear-family-was-a-mistake/605536/.
  4. “1. The American Family Today,” in Parenting in America, Pew Research Center, December 17, 2015, https://www.pewresearch.org/social-trends/2015/12/17/1-the-american-family-today/.
  5. Peter Jon Mitchell, “We Still Need the Nuclear Family,” Christianity Today, September 22, 2022, https://www.christianitytoday.com/ct/2022/september-web-only/marriage-parenting-sociology-still-need-nuclear-family.html.
  6. Harriet Connor, “Nuclear Family or Church Family? Yes,” The Gospel Coalition, June 8, 2019, https://www.thegospelcoalition.org/article/biological-family-church-family-yes/.
  7. Avatar: The Way of Water[Film], directed by James Cameron, written by James Cameron, Rick Jaffa, and Amanda Silver (Century City, CA: 20th Century Studios, 2022).

 

Loading
Share This