Esta es una de las preguntas más frecuentes en la emisión del programa de radio Bible Answer Man [El Hombre ‘Respuesta-Bíblica’], y tiene su origen en las siguientes palabras pronunciadas por Cristo: “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.” (Mateo 12:31–32 LBLA). Como consecuencia de estas palabras, los cristianos se quedan a menudo paralizados por el miedo a haber cometido el pecado imperdonable.

En respuesta, permítanme señalar en primer lugar que, desde una perspectiva histórica, los fariseos mencionados por Jesús odiaban militantemente a Cristo y atribuían sus milagros a Belcebú, el príncipe de los demonios. A diferencia de las personas que temen haber cometido el pecado imperdonable, los fariseos estaban totalmente despreocupados por recibir el perdón de Cristo. En cambio, con premeditación y persistencia, blasfemaron voluntariamente el testimonio del Espíritu Santo de que Cristo era el Hijo del Dios viviente. Es crucial reconocer, pues, que el pecado imperdonable no es un acto aislado, sino un rechazo continuo y permanente de Jesús. 

Además, los que han cometido el pecado imperdonable no tienen arrepentimientos piadosos. Como enfatiza Pablo en Romanos, no sólo continúan en sus malos caminos, sino que aprueban a otros que también lo hacen (1:32). Por el contrario, “la tristeza piadosa produce arrepentimiento que lleva a la salvación” (2 Corintios 7:10). El dolor por el pecado y el deseo del perdón de Cristo son una prueba positiva de que no has rechazado al Salvador de tu alma. No olvides nunca que Pedro negó tres veces a su Señor con viles juramentos. Sin embargo, Cristo no sólo le perdonó, sino que su confesión: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente” (Mateo 16:16 LBLA) se convirtió en la piedra angular de la Iglesia cristiana. 

Por último, la Biblia enseña sistemáticamente que los que pasan la eternidad separados de Dios lo hacen porque rechazan el Evangelio de forma voluntaria, consciente y continua. Juan se refirió a esto como el “pecado que lleva a la muerte” (1 Juan 5:16) en el sentido de que aquellos que rechazan el perdón a través de Cristo pasarán la eternidad separados de Su gracia y amor. Tenga la seguridad de que aquellos que desean sinceramente el perdón de Dios pueden estar absolutamente seguros de que Él nunca les dará la espalda. 

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios,

para que sepáis que tenéis vida eterna,

y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

1 Juan 5:13 LBLA

Para un estudio más profundo, véase Hank Hanegraaff, “The Unforgivable Sin,” [El Pecado Imperdonable] disponible en el Christian Research Institute