Este artículo apareció por primera vez en la columna Ask Hank del Christian Research Journal, volumen 44, número 2 (2021). Para más información o para suscribirse al Christian Research Journal, haga clic aquí.
Traductor: Martín Bobadilla
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado —Apóstol Pablo (Ro 5:1-5)
El año era 1893. El lugar era Chicago. Los budistas habían llegado de Oriente para asistir a la inauguración del Parlamento Mundial de las Religiones. Aunque su contingente era considerable, los creyentes en la Biblia de Occidente los superaban ampliamente en número. Cien años más tarde, en la celebración del centenario del Parlamento original, los budistas superaban en número a los bautistas, y las túnicas de azafrán eran más comunes que la ropa clerical cristiana. Dado el creciente impacto del budismo, es importante comprender las creencias budistas básicas y utilizarlas como trampolín para compartir la verdad liberadora del Evangelio.
En primer lugar, el budismo, una rama histórica del hinduismo, enseña a sus seguidores a buscar refugio en las Tres Joyas: Buda, Dharma y Sangha. Abrazar la triple joya es encontrar refugio en Buda, que se convirtió en el «iluminado» de esta era durante un profundo estado de meditación bajo un árbol de bodhi; encontrar refugio en las enseñanzas de Buda —el dharma—; y encontrar refugio en la comunidad de sacerdotes budistas —la sangha— que guían a los devotos por el camino de la iluminación.
Además, la esencia del budismo se resume en las Cuatro Nobles Verdades: (1) toda vida es sufrimiento (dukkha); (2) la fuente del sufrimiento es el deseo y el apego porque todo es transitorio; (3) la liberación del sufrimiento se encuentra en la eliminación del deseo; y (4) el deseo se elimina siguiendo el óctuple sendero.
Por último, el óctuple sendero consiste en la recta comprensión, el recto pensamiento, la recta palabra, la recta acción, el recto sustento, el recto esfuerzo, la recta conciencia y la recta meditación. Siguiendo este camino a través de muchas reencarnaciones, los budistas esperan borrar la deuda kármica y alcanzar la realización nirvánica del «no yo», logrando así la liberación del sufrimiento y escapando del ciclo interminable de la vida, la muerte y el renacimiento (samsara).1
En agudo contraste con la enseñanza budista de que debemos eliminar el deseo, la Biblia enseña que debemos ejercitar la disciplina para transformar nuestros deseos (Ro 6:17-19). En última instancia, el sufrimiento no se supera erradicando el yo, sino mediante el sacrificio desinteresado de un Salvador sin pecado.
¿Qué diferencia al cristianismo de la cosmovisión oriental? Aunque muchas personas han intentado fusionar la espiritualidad oriental con el cristianismo bíblico, el abismo que separa estas cosmovisiones es insalvable. En primer lugar, en una cosmovisión oriental, Dios es una fuerza o principio impersonal. En cambio, el Dios del cristianismo es un Ser personal que manifiesta atributos comunicables como la espiritualidad, la racionalidad y la moralidad (Jn 4:24; Col 3:10; Ef 4:24).
Además, en una cosmovisión oriental, el objetivo de la humanidad es llegar a ser uno con la naturaleza porque la naturaleza es Dios. En este sentido, la cosmovisión oriental es panteísta: Dios es todo y todo es Dios (aunque cabe señalar que Buda se resistió a la especulación teológica y consideró a Dios inmaterial para la iluminación espiritual). Por el contrario, el cristianismo enseña que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de su Creador y, como tal, es distinto tanto de la naturaleza como de Dios (Gn 1:26-27).
Por último, en una cosmovisión oriental, la verdad se alcanza a través de la intuición y no del proceso cognitivo del pensamiento. Por el contrario, el cristianismo enseña que la verdad se realiza a través de la revelación (Heb 1:1-2), que es aprehendida por el intelecto (Lc 1:1-4) y luego abrazada por el corazón (Mc 12:29-31).2 —Hank Hanegraaff
Hank Hanegraaff es presidente del Christian Research Institute y presentador del programa Bible Answer Man y del podcast Hank Unplugged. Es autor de más de veinte libros, entre ellos Truth Matters, Life Matters More: The Unexpected Beauty of an Authentic Christian Life (W Publishing Group, 2019).
- Para obtener más información, consulte la serie de cuatro partes del Christian Research Journal de J. Isamu Yamamoto sobre el budismo en América del Norte, parte 1, parte 2, parte 3 and paret 4.
- Este artículo está adaptado de Hank Hanegraaff, The Complete Bible Answer Book — Collector’s Edition, Revised and Updated (Nashville: Thomas Nelson, 2016), 334–36, 339.